miércoles, 1 de septiembre de 2010

Solamente tu y yo.

No podrán quererle como le quería yo, no podrán adorarle de ese modo, no sabrán advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Seran incapaces de amarle, de verle verdaderamente, de entenderle, de respetarle, de divertirse con esos tiernos caprichos.

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