jueves, 10 de febrero de 2011

Capítulo Sesenta y tres;

Me levanto, me siento a su lado y le doy un beso. Largo, larguísimo, con los ojos cerrados. Un beso totalmente libre. Y el viento intenta pasar entre nuestros labios, nuestra sonrisa, nuestras mejillas, entre nuestro pelo... Nada, no lo consigue, no pasa.

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