miércoles, 23 de marzo de 2011

Hoy.

Amanece, noto cómo los primeros rayos del sol entran por mi ventana e inundan la habitació. Vislumbro los objetos y me vislumbro a mí, sola, como siempre, en la espaciosa cama. Me giro, doy la espalda al sol, que me molesta al no ser aún la hora de levantarme, y siento tus brazos alrededor de mi cintura. Es una sensación extraña, me reconforta, la soledad se disipa. Tu mano delicadamente aparta un mechón de cabello que oculta mis ojos, susurras en mi oído: "aprobecha y duerme un poco mas pequeña". Me arropas y pegas tu cuerpo junto al mío evitando así el frio de la mañana. Seríamos la pareja perfecta, lo sé, siempre estarás de buen humor, me apoyarás en todo y harás cada día mas especial que el anterior. Maldición, suena el despertador, vuelvo a girarme, la luz del sol ataca mis pupilas, me incorporo sobre ese lado de la cama que lleva toda la vida vacío y me dirijo a desayunar otro día mas. Desde la puerta te veo sonreirme envuelto en las mantas, te digo te quiero y marcho a la cocina. Seríamos la pareja perfecta, solo hay un pequeño inconveniente, todavía no te he encontrado.

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