miércoles, 2 de noviembre de 2011

Siempre voy a tenerte que agradecer que hayas sido conmigo tan embustera y me hayas enseñado lo que es querer bailar mientras rodamos por la escalera. Has despejado mis dudas y has logrado que aprendiese a ser un perfecto Judas desde la jota a la ese. Contigo he comprendido que la humedad  es algo que se seca y se olvida, gracias a ti he sabido que la verdad  es solo un cabo suelto de la mentira. Por eso sé que perderte no era quedarse sin nada, la muerte es sólo la suerte con una letra cambiada. Dormir contigo es repetir francés en una facultad donde un Miró parece una esquela y enseñan cuánto mide la oscuridad: sumando pesadillas y duermevelas. Será mucho mejor, si pretendo huir, cortar la cuerda, deshacer el nudo. Ya no juego en tu tablero, he roto nuestra baraja...  ¡sólo diré que te quiero si es a punta de navaja!

 

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