lunes, 23 de abril de 2012

Él dice hola. Ella dice hola. Ella sonríe. Él, nervioso, se apoya en un pie y luego en el otro. Se percibe algo sutil en la atmósfera. A ella le encantan sus facciones, le intriga la curva de sus labios. Se pregunta si podría ser él, si podría mostrarle las partes mas secretas de su corazón. Él la mira, y por primera vez entiende el impulso que llevo a los primeros hombres a pintar. A esculpir. A cantar. Existe entre ellos algo endeble y delicado. Es algo parecido a la electricidad estática. Débil como la escarcha.
¿Que haces tú? Tenemos tres caminos:
  1. Nuestros jóvenes enamorados pueden intentar expresar lo que sienten. Pueden intentar cantar eso que ha oído cantar a sus corazones. Ese es el camino del loco honrado, y es un mal camino. Esa cosa que hay entre vosotros dos es demasiado trémula para hablar de ella. Es una chispa tan débil que hasta el aliento mas suave la apagaría. Aunque seas inteligente y sepas expresarte estas condenado al fracaso. Porque si bien vuestros labios quizás hablen el mismo idioma, vuestros corazones no.
  2. El segundo camino es el mas prudente: habláis de cosas sin importancia. Del tiempo. De la última obra de teatro que habéis visto. Os dais la mano. De ese modo, poco a poco aprendéis el significado secreto de las palabras del otro.
  3. Y luego esta el tercer camino. Percibes que hay algo entre vosotros dos. Algo maravilloso y delicado. Tomas la ruta mas corta. Actúas.
 "El temor de un hombre sabio "

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