viernes, 13 de enero de 2012

Me dejo llevar, presa del tiempo, a un lugar donde poder confiar sin la necesidad de relfexionar, sin la opción de equivocarme, evadiendo cualquier contacto con el dolor. Soy incapaz de borrar las cicatrices de mi corazón que se clavan en lo mas hondo, hasta hacer sangrar los recuerdos. Me llaman compañera del olvido, sonrisa de papel que se marcha volando , que se arruga si llueve, lienzo donde poder dibujar con un millón de besos los sueños que nunca recuerdas. No puedo evitar vivir con miedo, ser reacia a los "te quiero", pues cuando ya no se encuentran en el fondo de una mirada el sufrimiento empieza a abordar el alma. Cuando las palabras ya no fluyen y los besos saben amargos, cuando las despedidas se vuelven cortas y las miradas distantes, cuando ya no buscas el calor de su corazón, cuando ya no sueñas con su voz...


Nos empeñamos en vivir un "para siempre" sin darnos cuenta de que los besos nunca saben igual, que cada día se van consumiendo hasta olvidar como al principio te era imposible vivir sin ellos. Hasta que las mariposas que un día revoloteaban en tu estomago deciden salir volando...

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